En muchas de las comunidades no existe agua potable. Desde 2014 el cambio a través de la información ha permitido una política pública.
Gracias a una iniciativa ciudadana, desde el 2014 más de dos centenares de niños y niñas del municipio de Pucarani, en La Paz, recibieron información sobre el adecuado lavado de manos, y algunos de ellos fueron tratados médicamente luego de que se les encontrara parásitos. Lo que comenzó con el impulso de algunas unidades educativas y otras instituciones, hoy es toda una política pública de la que participan autoridades, población y medios de comunicación
Para los niños y niñas de Pucarani, la limpieza de manos no es una tarea fácil. En muchas de las comunidades no existe agua potable. Los pobladores consumen el líquido que sale de pozos perforados manualmente. En muchos casos, el agua es escasa y, además, está contaminada por las aguas que corren desde El Alto.
Dada la escasez, el lavado de manos no es un hábito muy difundido y esto genera varios problemas de salud entre los niños y niñas de Pucarani. Pero una docente de enfermería de la Universidad Católica Boliviana decidió que tenía que hacer algo para enfrentar este hecho.
Ximena Churqui decidió lanzar una campaña de educación para promover el hábito del lavado de manos entre los niños y niñas de primaria y un plan de desparasitación para los afectados.
El proyecto fue inscrito en el concurso Municipio Saludable, una iniciativa del PADEM, programa financiado por la Cooperación Suiza en Bolivia e implementado por Solidar Suiza.
La idea fue bien recibida por las unidades educativas. Los profesores y profesoras participaron del proyecto. Abrieron sus aulas para que Churqui y las estudiantes universitarias enseñaran a docentes, niños, niñas, padres y madres de familia a lavarse las manos de manera correcta.
Paralelamente, los y las activistas entregaron toallas, jaboncillos, cepillos dentales y dentífricos a más de 200 pequeños, con el objetivo de que ese aprendizaje se convirtiera en un hábito diario en las aulas escolares. El proyecto educativo halló su complemento con la enseñanza del método Sodis (desinfección solar del agua).
El plan de limpieza de manos en Pucarani comenzó en 2014. En estos años llegó a más de dos centenares de niños y niñas. La Universidad, a la par de su labor educativa, tenía el propósito de identificar cómo estaba la salud de los y las beneficiarias.
El problema con los niños y niñas víctimas de parásitos que anidan en sus organismos, es que viven con problemas de salud como la desnutrición o la talla baja y algunas otras enfermedades, según relata Churqui.
Frente a esta premisa, los activistas también tomaron muestras de heces de los pequeños y, tras someterlas a análisis de laboratorio detectaron que más del 50% estaban contaminadas. En todos los casos, destaca Churqui, se realizó un tratamiento para desparasitar y sanar a los enfermos.
Todo este bagaje de conocimientos fue adoptado por las comunidades educativas. Como las y los profesores se apropiaron de la propuesta, el proyecto de limpieza se hizo sostenible y pasó, de una iniciativa de la carrera de Enfermería, a un proyecto de toda la comunidad educativa.
Para generar buenos hábitos entre los niños y niñas, los profesores crearon canciones, sociodramas o coreografías, entre otras iniciativas para transmitir el mensaje y lograron incentivar la limpieza, el consumo de agua segura y el cuidado de la salud.
Los profesores dedicaron parte de la jornada escolar diaria para que todos y todas se lavaran las manos e instalaron, con apoyo de padres, madres e hijos e hijas, pilas fabricadas con material reciclado, en los lugares donde no existe este mobiliario.
En el compromiso conjunto también se sumó el Gobierno Municipal y los colegios de médicos y odontólogos de La Paz y El Alto.